Este chico congoleño está cada vez más cerca de estar en la selección española. Con 21 años, Serge Ibaka lleva su segunda temporada en los Oklahoma City Thunder y tiene un pasado "español" que marcó su carrera. En 2006 Ibaka llegó a L'Hospitalet para darse a conocer en España y en todo el mundo hasta que en 2009 los Thunder pagaron al Ricoh Manresa su cláusula. Desde entonces, Serge Ibaka ha brillado en uno de los equipos de la NBA gracias a su descomunal potencia, su talento ofensivo y sus dotes de taponador, por algo la NBA escogió al congoleño como uno de los participantes en el concurso de mates del All Star. En esta ocsión Ibaka comparte con nosotros su vida en Oklahoma, su experiencia en el All Star y su paso por España.
Sus primeras canastas fueron en la calle o en la escuela. A los 15 años empezó a jugar en un club, en Brazzaville,donde aprendió a jugar. A los siete años perdió a su madre. En plena Guerra Civil, tuvo que abandonar la capital por los disturbios.
Dice que tuvo una infancia feliz porque su familia siempre le protegió. "Somos una familia muy extensa y estamos muy unidos” y dice que “es evidente que los problemas sociales en el Congo, la guerra y los problemas que lleva, afectan a todos los niños de alguna forma”, no duda en decir que “nunca pensé en dejar de jugar”. Tantos problemas no le fueron obstáculo, ni le cortaron las alas, sino que le sirvieron para crecer.“Me ayudó a alejarme de los problemas que tenían algunos chicos de mi edad. ¡Era algo sin lo que no podía vivir, necesitaba jugar!”
Tras un breve paso por Francia, ya estaba en España. El primer problema: no sabía ni una sola palabra del idioma. Ni siquiera inglés. El lingala, lengua del Congo, y el francés, eran lo unico que sabia.
L'Hospitalet de Llobregat, un municipio catalán en el que empezaría a jugar algo más en serio. Ya no eran sus amigos en la calle.
En el 2008, antes de fichar por el Manresa, fue seleccionado por los Seattle Supersonics en primera ronda del draft, en el puesto 24. Aquel chaval que había salido del Congo tenía contrato con el que podía hacer millones de dólares. Pero rechazó la ocasión. DIce “Necesitaba aprender lo que es ser un jugador profesional”. “Sentía que debía ir a la NBA más preparado, y no me importó renunciar a jugar a la NBA y al dinero garantizado que significaba”. “El Manresa es un club pequeño, en una ciudad pequeña, era el entorno ideal para aprender. Jaume Ponsarnau y su staff, los compañeros, todo el entorno fue clave para mí. Hubo momentos muy duros. No jugaba al principio y fue difícil. Pero sabía que había motivos y que era positivo y necesario para mí”.
Pero en 2009 el primer jugador del Congo aterrizó en la NBA. No tardó nada en adaptarse.
Los primeros partidos en la NBA no fueron fáciles. Si no lo suelen ser para un jugador que sale de la NCAA, más difíciles fueron a alguien que ni sabía inglés. Pero conseguió jugar bastantes minutos y hacerse un sitio en el equipo. Un sitio que le permitió jugar sus primeros Playoffs de la NBA ante Los Angeles Lakers que les hicieron sufrir hasta el final jugando siete partidos.
En la segunda temporada mejoro bastante. Sus Thunder lograron colarse en la final de conferencia, donde cayeron ante los Dallas Mavericks. Participó en el All Star, tanto en el concurso de mates como en la exhibición entre novatos y jugadores de segundo año.
¿Hasta donde puede llegar este joven jugador?:
“Espero llegar al máximo de mis posibilidades. Quiero mejorar cada temporada, no estancarme nunca. Ganar un anillo es un objetivo ambicioso pero real”.
Siempre piensa en equipo. Ningún egoísmo.
Una historia de superación la del congoleño, de como alcanzar tus metas, si te esfuerzas en conseguirlas
Serge Ibaka, joven, y con mucho futuro, un gran jugador, y sobre todo, una gran persona.
Dice que tuvo una infancia feliz porque su familia siempre le protegió. "Somos una familia muy extensa y estamos muy unidos” y dice que “es evidente que los problemas sociales en el Congo, la guerra y los problemas que lleva, afectan a todos los niños de alguna forma”, no duda en decir que “nunca pensé en dejar de jugar”. Tantos problemas no le fueron obstáculo, ni le cortaron las alas, sino que le sirvieron para crecer.“Me ayudó a alejarme de los problemas que tenían algunos chicos de mi edad. ¡Era algo sin lo que no podía vivir, necesitaba jugar!”
Tras un breve paso por Francia, ya estaba en España. El primer problema: no sabía ni una sola palabra del idioma. Ni siquiera inglés. El lingala, lengua del Congo, y el francés, eran lo unico que sabia.
L'Hospitalet de Llobregat, un municipio catalán en el que empezaría a jugar algo más en serio. Ya no eran sus amigos en la calle.
En el 2008, antes de fichar por el Manresa, fue seleccionado por los Seattle Supersonics en primera ronda del draft, en el puesto 24. Aquel chaval que había salido del Congo tenía contrato con el que podía hacer millones de dólares. Pero rechazó la ocasión. DIce “Necesitaba aprender lo que es ser un jugador profesional”. “Sentía que debía ir a la NBA más preparado, y no me importó renunciar a jugar a la NBA y al dinero garantizado que significaba”. “El Manresa es un club pequeño, en una ciudad pequeña, era el entorno ideal para aprender. Jaume Ponsarnau y su staff, los compañeros, todo el entorno fue clave para mí. Hubo momentos muy duros. No jugaba al principio y fue difícil. Pero sabía que había motivos y que era positivo y necesario para mí”.
Pero en 2009 el primer jugador del Congo aterrizó en la NBA. No tardó nada en adaptarse.
Los primeros partidos en la NBA no fueron fáciles. Si no lo suelen ser para un jugador que sale de la NCAA, más difíciles fueron a alguien que ni sabía inglés. Pero conseguió jugar bastantes minutos y hacerse un sitio en el equipo. Un sitio que le permitió jugar sus primeros Playoffs de la NBA ante Los Angeles Lakers que les hicieron sufrir hasta el final jugando siete partidos.
En la segunda temporada mejoro bastante. Sus Thunder lograron colarse en la final de conferencia, donde cayeron ante los Dallas Mavericks. Participó en el All Star, tanto en el concurso de mates como en la exhibición entre novatos y jugadores de segundo año.
¿Hasta donde puede llegar este joven jugador?:
“Espero llegar al máximo de mis posibilidades. Quiero mejorar cada temporada, no estancarme nunca. Ganar un anillo es un objetivo ambicioso pero real”.
Siempre piensa en equipo. Ningún egoísmo.
Una historia de superación la del congoleño, de como alcanzar tus metas, si te esfuerzas en conseguirlas
Serge Ibaka, joven, y con mucho futuro, un gran jugador, y sobre todo, una gran persona.